Hace tiempo, en Guadalajara, una anciana me aseguraba que Juan, su hermano mayor, había muerto a causa de una diminuta espina de maguey clavada en el corazón.
Efectivamente. Su hermano se convertía en grillo todas las noches y se posaba en la ventana de mi abuela, quien harta de las serenatas le enterró la mortal aguja.
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4 comentarios:
Bloggertania, qué encantadora narración.
Te digo, uno escoge tan bien a sus amigos.
De repente quisiera decir cosas como "sigue escribiendo" o "lo haces muy bien", pero pues sobra.
Abrazo.
Tomás, tienes una espina?
mi abuelita una vez se clavó una espina de pescado limpiándolo.
Luego la operaron del corazon. dijeron que había sido un mal de amor.
Teresa.
M: Yo tambien escojo lo mejor de cada casa. Gracias por ese abrazo que nunca sobra.
No he conocido a alguien que se muera de Amor.
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