lunes, 9 de julio de 2007

Cuento colectivo


Hace unas semanas, en el blog de B. Lorak (click aquí), comenzamos a postear algunos “frecuentes” del sitio, sin darnos cuenta (posiblemente), un relato colectivo se empezó a gestar. Ahora en la casa de Marvin (click aquí) prosigue para el que quiera seguirle la pista.


La gélida mano del viento le abofeteó la cara mientras buscaba en su campera una gamba para pagarse ese dulce de la Ligua que tanto se le insinuaba. En la esquina de Pedro Montt y Avenida Argentina se detuvo, tomó una golosina, dos, tres y de paso La Cuarta, después de todo, la exploración en sus ropas había resultado fructífera.

Leyó rápidamente los encabezados, balazos y pies de foto:

Precio del cobre al piso; No cederé a presiones: Bachelet; La LOCE derrogada, pingüinos tienen la batuta; Se bebió pisco al seco y se murió al tiro; Rompe récord hallulla gigante; Hallan cuerpo sin vida de mujer en Caleta Membrillo…

La foto en el rotativo era contundente, en el cuello de la víctima se podía apreciar una incisión, posiblemente de arma blanca. La ahora occisa presentaba múltiples traumatismos, los cuales, tal y como sería confirmado por la Policía de Investigaciones, no fueron la causa del deceso. Un dato ampliado, sobre el decúbito supino se hallaron las marcas recientes de un tatuaje: M D. ¿M D? La pregunta llegó como un hacha a su frente. Al quitarse delicadamente las briznas de aquél suculento bizcocho, lo supo todo. El Chef Samurai, la había seguido hasta ahí, iría por ella y esta vez sí le arrancaría los pulgares de su mano como prometió sobre su juramento Bushido.

Corrió hacia el locutorio y marcó desesperadamente a Marruecos.

-¿Alló? Comunícame con Blaine huevón, que no veí que me andai siguiendo el concha de su madre japonés culiao