viernes, 21 de septiembre de 2007

Belleza profunda

Desperté con la firme convicción de cambiar de apariencia. Busqué el Beauty Salon con las jotas mas bellas de la ciudad. Entré, me registraron y espere turno. Entre el olor del esmalte, laca y el amoniaco del tinte que asegura no tener amoniaco se fueron diluyendo mis esperanzas de ser atractiva. De tanto en tanto me veía reflejada en los espejos, de inmediato volvía la vista a las maltratadas revistas de la estética.
-Qué corte te vas a hacer chula?- preguntó con sus dos metros de altura la hermosa travesti. Fue entonces cuando tomé la mejor decisión- Córtame la cabeza.