martes, 31 de julio de 2007

Enviciada ¿Yo?

-¿Algún día vas a tocar fondo?- me preguntó mi madre mientras le aplicaba una mascarilla cuya fórmula aprendí en uno de mis cursos.
-¿A qué te refieres?
-No crees que va siendo hora que hagas algo con tu vida, me preocupa tu salud.
-Ah chingá, pues eso es lo que he hecho Madre mía, me he ocupado para dejar mis vicios. Acaso no me metí a clases de Ayurveda hasta que no pude comer nada que no fuera categóricamente insensible, entonces busqué las clases de macramé los miércoles hasta que colmé la casa de adornitos kitsch de fibras sintéticas, fue ahí donde me uní a Amnistía Internacional hasta que saturé los correos del prójimo en el que procuraba salvar de lapidaciones a mujeres africanas, después me hice miembro fundador del fino arte de inmovilizar grillos con palillos chinos, luego acudí a tirar piedras a los tejados para que los borregatos no tuvieran certeza de cual porción pisar. Lo ves madre ya no soy adicta al rehab.