jueves, 8 de mayo de 2008

Que la antorcha llegó al fin a China. Que pasó piola por Hong Kong. Que se hizo un desmadre en los demás países por donde cruzó. Javiera me ha dicho que en Buenos Aires rogaban por que la comitiva pasara rápido y de esta manera el "cacerolazo" por falta de suministros no se confundiera con el apoyo al Tíbet, es decir una causa por manifestación.

En lo personal no recuerdo las Olimpiadas pasadas, hace cuatro años estaba perdida en Chiapas con unos "compas', aunque eso no significó que me perdiera los cotejos y la subida al podio de los hermanitos Salazar. Los últimos JO que recuerdo fueron los de Barcelona, quizá por su mascota de la cual aún conservo un llavero que me trajeron unos tíos.

Hace mucho jubilé a la televisión, aun así me resulta difícil escapar a la publicidad que atiborra los espacios mercadeables. Adidas sacó unos afiches que rescatan la esencia maoísta en una dimensión eufemísticamente optimista. Los tonos grises y ocres logran atinar una estética posrrevolucionaria y singular, mención aparte merece y vaya que lo merece la respuesta de diversos simpatizantes de la emancipación del Tíbet. Amnistía Internacional no se queda atrás y saca unos hilarantes y crudos pósters con los que reproduce algo del estilo acaparado por la publicidad de marcas de ropa deportiva.




Este es el original de Adidas y hay versiones de tres deportes más.




Este no recuerdo de donde lo he sacado, pero me ha cagado de risa. Sé que no piensa lo mismo la madre soltera que debe trabajar con la iluminación de un foco de 40 watts y un mísero sueldo que no compensa la pelusa que se acumula en sus pulmones y pronto estará hospitalizada sin que le cubra algún tipo de seguridad social. ¡Que viva el Gran Salto Adelante!





¿Es válido el boicot a las Olimpiadas por parte de la comunidad internacional aún cuando no garantiza el respeto y seguimiento de las recomendaciones hechas por las organizaciones defensoras de los derechos humanos?


Joder, no más preguntas chabacanas.