"Las cosas realmente importantes se escriben con rojo", dijo mi madre mientras firmaba su acta de matrimonio.
Años más tarde, escribí con labial una proposición seria a mi siquiatra. Fue en la puerta de su consultorio y rematé con un lindo corazón technicolor. El doctor Zambrano, tan gallardo siempre, me correspondió. Con el mismo color escribió sobre mi expediente: BORDERLINE
domingo, 2 de septiembre de 2007
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