lunes, 10 de diciembre de 2007

Los mejor de Blade Runner


Sin duda, Blade Runner se convirtió, después de un semestre de análisis en apreciación cinematográfica, en una de mis películas favoritas. Podría citar muchas características en la que baso mi favoritismo, pero realmente la identificación socioespacial de mi entorno, evocado en las umbrías locaciones, es lo que me hace liberar dos o tres efusivos suspiros. Además, la excelente persecución entre Deckard y Roy, quien a su vez me ha regalado una de las escenas de beso más estremecedoras: Pris, inerme, recibe un ósculo que aún no logro definir entre el amor o el deseo sexual.
En todo caso, lo que realmente amo de esta película es el origami posmoderno que se asoma en este post.

Gödelia

Fue una suerte de causalidades concedidas; el sueño premonitorio en el cual se le caían los dientes; la mariposa negra reposada en la cabecera de su cama; el ladrido del perro ciego que sin motivo aparente la amenazó a media noche; además, el tipo que cruzó la acera para ofrecerle un descuento en servicios funerarios; todo, incluso el escalofrío que heló su cara y agitó el pulso, todo se concatenaba felizmente. De pronto, nació en ella la certeza. Todo el mundo, incluso ella eran mortales.