lunes, 29 de septiembre de 2008

Ni Apando ni Carandiru

Ahora sí, ahí les va la crónica de los motines en la Peni, Qué por qué publicarlo hasta ahorita y no escribir algo sobre los 18 ejecutados en la mañana de ayer. Muy fácil, de la Peni nadie se acuerda, a menos que seas de los 200 familiares que no encuentra en ninguna de las listas los nombres de sus internos, y mañana los diarios regionales (chance y los nacionales) estarán plagados de notas sobre el multihomicidio de Otay Delicias. La próxima semana lo más seguro es que si nos carga la chingada con el crack de la bolsa, la primera plana se lo llevarán los suicidios colectivos y consejos prácticos para emprender la diáspora a Dubai como “mojado”.

Para los que crean que Tijuana está enseñando la cara fea, que esta ominosa coyuntura es pasajera, que no se sabe ni de dónde salió tanta violencia, señores: la nota es que esto no es nuevo, es sólo la burbuja inflada a un punto antes de su explosión. Tijuana es una ciudad violenta, de eso no hay duda, pero hasta ahora era una violencia con códigos consensuados, con leyes no escritas para sortear los efectos de la misma, “En Tijuana no te matan si no te metes en ‘bisnes’ raros”, esa era la advertencia que me repetía como mantra al llegar a esta ciudad, y aunque las probabilidades de que me toque una bala no son ni mínimamente mencionables, ni todo el budismo zen ni mis altas dosis de ginseng me permiten seguir afirmando lo mismo.

Ahora sí, después de tanto devaneo, la cronique.

El pasado 14 de septiembre, cerca de las 15:00 horas, alrededor de 70 u 80 reos encapuchados del edificio 5, salieron de sus celdas luego de someter a los dos custodios de ese recinto y se mezclaron con las 1200 personas que se encontraban visitando a sus familiares internos en la Penitenciaría de La Mesa. “Todo mundo tranquilo, señores estamos tomando la Peni, si se quieren ir pueden irse, nosotros solo queremos justicia” eso es lo que gritaba un reo que lideraba al grupo, entre el desconcierto, miedo, histeria y la propia excitación de los reclusos y familiares.

De la nada, se comenzaron a incendiar las carpas patrocinadas por una empresa refresquera a la que se le otorgó una concesión para lucrar dentro del antiguo “Pueblito”, el fuego, avivado por tubos de PVC abandonados en un rincón, hicieron evidente desde cualquier punto alto de la ciudad que algo grave estaba pasando cerca de la Ermita, los patrullas y los vehículos militares acercaban a los curiosos al Cereso.

Varias detonaciones de armas comenzaron a escucharse, al parecer fueron los propios custodios de las torretas (son los únicos armados dentro del penal) los que abrieron fuego. Asimismo, los reclusos comenzaron a abrir todas las celdas, incluidas las del edificio 6 donde se encuentran homicidas, secuestradores y narcotraficantes, algunos dudaron en hacerlo pero la orden fue precisa “Abran todas porque vamos a protestar por el maltrato dentro del penal”, un día antes, la muerte a manos de los custodios de Israel Márquez, un joven reo de 19 años, fue la gota que derramó el vaso de una serie de hostigamientos y maltratos en contra de los internos denunciados ante PDH.

Varios reclusos colocaron mantas en las que la palabra justicia era el lexema entre sus peticiones. Familiares que se encontraban en el exterior del penal comenzaron a pedir explicación de lo que sucedía, una decena de ellos, aprovecharon el ambiente hostil y comenzaron a vandalizar vehículos que se encontraban en el perímetro del lugar.

La fuerza pública no se hizo esperar, de los tres órdenes del gobierno llegaron elementos a repeler a la enardecida turba que se encontraba apostada en la entrada del Cereso. El helicóptero de la fuerza policiaca amedrentaba en círculos estrepitosos a los ya de por sí nerviosos familiares que estaban dentro, los propios reclusos cubrieron con sus cuerpos a los suyos y buscaban una oportunidad para sacarlos de ahí. No tardaron en conseguirlo porque una primera tanda fue gestionada por el “Perro Aguilar”, un recluso que pedía a las familias abandonar la Peni en el momento que ellos quisieran, sin embargo, la intermitente lluvia de balas de “salva” del helicóptero lo impedían. Entre patadas de parte de los custodios, según testigos, fueron sacados por la puerta de enfrente. Fuentes oficiales aseguran que la última visita salió antes de las 00:00, que fue cuando el grupo táctico y diferentes corporaciones ingresaron al penal en medio de una enfurecida batalla, con balas de diverso calibre y piedras. Pese a eso, hasta las 4:00 de la mañana del 15 de septiembre, una veintena de personas, entre ellos niños pudieron al fin abandonar el lugar.

Durante el motín, varios reclusos se apoderaron del cuarto que servía de recinto médico y constataron lo que todo mundo sabe: las medicinas se "caciquean", repartidera de medicinas para todos. Fuentes cercanas afirman que también hubo "happy hour" de chiva, mota y chochos. En el espacio que sirve de cocina y bodega las cosas no fueron distintas, una comisión se encargó de preparar arroz con leche para los niños y familias que permanecían en el lugar, esta vez comieron a rebalsar. En las canchas jugaban varios internos, o se disputaba la cascarita entre "maras" y "paisas" bajo la condición de un pacto de no agresión entre las clicas diversas que convergen en el lugar. Las mujeres internas que también fueron liberadas cantaban a ronco pecho la del "Rey".

Cerca de las 9: de la noche los disparos arreciaron y comenzó el ingreso de la fuerza policiaca. En el ala norte de la peni, un hoyo promovía una incipiente fuga, no así por el ala sur donde varios reos pudieron fugarse según testigos y confundirse con las personas que jugaban futbol en una cancha aledaña.

En el transcurso de la tarde noche la mayoría de los reclusos regresó a sus celdas. Para las 12 de la noche la cárcel fue retomada por agentes del orden no sin antes abrirse el fuego en contra de los reos.

4 comentarios:

Manuel Lomeli dijo...

Yo pensaba postear alguna alegoría cursi sobre lo mucho que te adoro, y lo bueno de esta crónica y los pinches muertitos a la vuelta de la casa me robaron todo ánimo cursiliento, salvandote simultaneamente de la verguenza pública que implica.

Pero nada te salva de que venga aquí a decirte que te amo.

Y que Mickey puede irse a tomar por el culo, el muy puto.

Carolina Burboa dijo...

Excelente crónica, Borre, y lamentable lo que sucede en tu rancho.

Saludos

Cuatroletras dijo...

Hermosa Borre, cuantas sorpresas, me da un gusto enorme saber de ti.

En el encierro todos tienen categorias, hay los que no tienen acceso a nada y los que pueden tener todo.

Me gustó la crónica y no hablaré sobre el hecho, creo que el texto nos permite muchas reflexiones.

Saludos y muchos, muchos abrazos.

_ dijo...

Un corralito de burros, serpientes y olvidados

Arroz con leche, comida de niños que aun disfruto.

La balas encuentran con facilidad a los inocentes, échate culpa para protegerte :)